La viróloga Li-Meng Yan, quien vivía en Hong Kong, huyó de su país el pasado 28 de abril, ¿por qué? Al parecer, sabía demasiado.
Li- Meng Yan denunció durante una entrevista con la reconocida cadena de noticias Fox News, que su país mintió sobre el Covid-19, al declarar que en diciembre se sabía perfectamente la facilidad con la que el virus se podía transmitir entre humanos.
La viróloga aseguró que el gobierno chino sabía del peligro que suponía el SARS-CoV-2, luego de que el pasado 31 de diciembre se reportara a la Organización Mundial de la Salud del brote en la región china de Wuhan.
Explicó que ella realizó una investigación al comienzo de la pandemia que, de haber sido escuchada por sus superiores y por el Gobierno chino, se pudo haber salvado muchas vidas.
“Ya sé lo que hacen en mi país y cómo tratan a los denunciantes, podían encarcelarme, matarme o incluso, hacerme desaparecer”, reveló en la entrevista la joven viróloga de procedencia de Hong Kong.
Yan dijo que ella, a raíz de su investigación, alertó a sus superiores de la letalidad y peligrosidad del virus, mucho antes de que se hiciera público, pero lo ocultaron y ella afirmó saber cómo.
“El mercado de Wuhan no es el origen del brote ni un animal salvaje el huésped intermedio. El Covid-19 no procede de la naturaleza. El mercado solo es una cabeza de turco”, aseguró Yan.
El 31 de diciembre, un compañero le advirtió que el virus efectivamente se transmitía de persona a persona, una fecha anterior a que el gigante asiático y la propia OMS lo admitieran.
Yan aseveró que comenzó a analizar el virus en diciembre desde Hong Kong y estuvo en contacto con otros virólogos que estaban en China Continental y que también contaban con mucha información sobre el Covid-19.
Cuando Yan notificó a sus jefes la capacidad de propagación del virus, comenta que estos no le hicieron caso y le dijeron: “Tú sigue trabajando”.
Aseguró que comprobó cómo los expertos virólogos que se ocupaban del asunto fueron guardando silencio uno tras otro. Mientras, cada vez más personas enfermaban, pero no recibían tratamiento o diagnóstico a tiempo.
Fue el 16 de enero, indicó en la entrevista, cuando le dijeron que mantuviera silencio y que tuviera cuidado. “No traspases la línea roja”, le dijo su jefe. Fue entonces cuando decidió que tenía que hacer algo.
Intentó convencer a su marido de que la siguiera, pero éste se negó. Planeó su marcha y el día elegido eludió las cámaras y a los censores de la Escuela de Salud Pública de Hong Kong, donde trabajaba, se llevó su pasaporte, su bolso y se fue al aeropuerto.
Llegó a Los Ángeles el pasado 28 de abril y ahora está escondida en algún lugar del país.
La doctora denunció que en su país están tratando de desprestigiarla. La Universidad de Hong Kong, en donde Yan trabajaba, ha borrado su página y su cuenta de correo, mientras que las autoridades chinas han registrado su apartamento y han interrogado a sus padres.
Reveló que informó de sus hallazgos al doctor Leo Poon, un presunto contratista de la OMS que ocultó su investigación y le pidió que guardara silencio, dejando entrever que podría perder la vida.
La Embajada China en Washington niega saber quién es Yan e insiste, al igual que la OMS, que se ha actuado con transparencia desde el primer momento.
En una nueva entrevista, la viróloga hizo una declaración en la que indica que el Covid-19 fue creado en un laboratorio militar del partido comunista de su país.