El 17 de marzo de 2020, el Gobierno Nacional de Ecuador decretó el estado de excepción debido a la pandemia del COVID-19.
Sin embargo, las estrictas medidas impuestas no pudieron detener el avance del virus, convirtiendo a ciudades como Guayaquil, en el epicentro nacional.
Ahora, después de seis meses, finalmente el estado de excepción termina pero, ¿realmente estamos preparados?
La propagación del COVID-19 sigue siendo incontrolable, científicos continúan haciendo investigaciones acerca del comportamiento del virus, pero siguen sin haber señales claras como para confiarse.
Lo preocupante para muchos mandatarios a nivel mundial son los casos de segundos brotes que ya se registran y que ponen en peligro la estabilidad de sus sistemas sanitarios.
Casos como los de Israel ya dan la vuelta al mundo. Este país había logrado mantenerse estable cuando la pandemia inició, sin embargo, cuando empezaron a levantar algunas de sus restricciones, los contagios se dispararon llegando hasta 4.000 diarios, esto en un país de solo 9 millones de habitantes es alarmante.
Es por eso que, han decidido extender el confinamiento y endurecer las medidas restrictivas de movilidad hasta octubre.
Madrid registró 29.000 nuevos casos en agosto y sigue ascendiendo, hoy en día es nuevamente la ciudad con más positivos confirmados en España. El temor a ser de nuevo el epicentro de esta pandemia los ha llevado a endurecer las medidas que ya habían sido aligeradas tras llegar a, lo que pensaban, era su punto más alto de muertes y contagios.
Cuba, país que vive principalmente del turismo, ha detenido su plan de reapertura tras no retroceder su tasa de contagio de 2,33 por cada 100.000 habitantes; esto a pesar de mantener las clases suspendidas, fronteras cerradas y transporte público cancelado.
Francia está alerta de nuevos casos tras marcar 10.000 positivos en un solo día la primera semana de septiembre. Aunque sus hospitales tienen camas disponibles, están haciendo seguimiento a cerca de 80 posibles brotes en todo el país.
Alemania y Reino Unido que confiaban en que lo peor ya había pasado, hace pocos días acaban de registrar un nuevo récord de contagios, considerablemente superiores a los datos de abril y mayo. Alemania registró en un solo día 2.297 positivos, mientras que Reino Unido informó 4.422 nuevos contagios. Ante estos datos alarmantes, las autoridades han decidido imponer a los ciudadanos británicos, una multa de 11.000 euros a quienes dando positivo por COVID-19, rompan el aislamiento domiciliario.
Otro caso a considerar, es el de Rusia que ha registrado 12.000 nuevos casos en solo 48
horas y la curva sigue ascendiendo.
Cada día se registran nuevos contagios que surgen en lugares con alto flujo de personas. El uso de mascarilla y distanciamiento social es primordial, pero no es suficiente. Está comprobado que, mientras tratemos de hacer nuestra “vida normal”: asistiendo a reuniones familiares, clases presenciales, cines y teatros, bares y actividades deportivas, seguiremos poniendo en peligro nuestras vidas.
Frente a estos hechos de conocimiento público, el levantamiento de restricciones es, sin duda, preocupante. ¿Guayaquil está preparada para una segunda ola? ¡Pero si ninguna ciudad lo está! El virus y lo que sabemos de él, dificulta aún más las predicciones que los científicos pueden hacer.
Todavía es incierto su comportamiento, mutación y posibles nuevos alcances. Hasta que no se encuentre una vacuna, no podemos pensar en aligerar las medidas, es momento de que la ciudadanía
se haga responsable y colabore para detener la propagación de este virus mortal.